SONETO CAUTIVO
Camino de santiago
tanto se mueve el tuerto como el cojo,
quizás sólo se trate de un antojo
pero vale la pena pasar el mal trago.
Quizás de caminar que duela hasta el lumbago,
pero una vez las barbas de remojo
nadie se quejará por ser tan flojo
que le prive un halago.
Pues no dejando a nadie indiferente
cada cual a su bola en avanzar se afana
fijando a la sazón su propia meta,
que si en algún momento no hubiera referente
aunque tañer tañera la campana
en superarse a diario consiste la receta.
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