SONETO
Apenas si recuerdo la mañana
que el clero me pisaba los talones,
si disparando a tiros sus razones
certeros acertaban en la diana.
Pronto con mis calzones de campana
fui ya explorando todas mis pasiones,
y hasta que no palpé las posiciones
no me atreví a saltar por la ventana.
Quien sabe si entre tanta sutileza
con la cual la cultura me trató
me fui formando débil e indefenso,
manejando con maña mi destreza
que pronto por el mundo me llevó
a defenderme desconfiado y tenso.
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