SONETO
La vanagloria vuela como el viento,
tal que fuera el demonio que en persona
ni de bromas el mea culpa entona,
a riesgo de perder el fundamento.
Por eso yo jamás remordimiento
puedo sentir por quien su imagen clona,
entre tanto sus dones abandona
tras los lascivos muros de un convento.
Ojalá que sintiéndonos ufanos
resulte la humildad nuestra bandera
que a mostrarnos nos lleve generosos,
que siendo en nuestra esencia tan humanos
nada hemos de guardar en la chistera
si queremos morir también dichosos.
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