SONETO SPENSERIANO
Cuando un cero me siento yo a la izquierda
de lugares angostos me retiro,
donde creo que nada ya me pierda
que sin decir ni adiós ya me las piro.
Y tanto que de frente a solas miro
por si presa de alguna remembranza,
mi cerebro en el aire diera un giro
y a cobrar se disponga su venganza.
Porque harto de tanta desconfianza
huyo de que me pisen los talones,
viendo como la mala sorna avanza
plagada de supuestas intenciones.
Ojalá que no fuera malpensado
sin ser por mis ideas sojuzgado.
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