SONETO
HUYENDO COMO UN GALGO
Huyendo como un galgo ya me he visto
de las garras feroces de la curia,
largando contra mí toda la furia
que justo nunca hubiera ni previsto.
Por lo cual yo en mis críticas insisto,
que aquellos que pecando de lujuria
al pueblo suman hoy en la penuria
se burlan del apólogo de Cristo.
Pues cuando el clero al más pobre condena
sabedor de su cándida ignorancia
de sus propios prejuicios está huyendo,
al ver que con la tripa alegre y llena
tirando va según la circunstancia
y de su capa un sayo vaya haciendo.
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