Escribir poesía no es capricho,
tampoco hábito estrafalario del día,
porque escribir poesía es ingresar al nicho
de lo conocido y por conocer en la vida.
Rutina es lo del diario, porque sí,
aquello que se dice o hace por obligación;
tú no me lees porque no o porque sí,
lo haces por gusto y agradezco tal distinción.
Escribir poesía no es, pues, rutina,
lo exije el alma y lo grita el corazón;
en el campo o en la prisa citadina,
tiempo hay que darle a la poesía y la razón.
Poesía, llave del entendimiento,
escenario de angustias y alegrías,
de amores y traiciones, dichos y remordimientos;
rutina la poesía no es, sólo sentimiento.
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