SONETO
Cuántas veces soñé con darte un beso
y demostrarte cuánto te quería,
pero tan temeroso me sentía
que de mis propios trabes era preso.
Hoy tan arrepentido me confieso
que a limar mi acritud me atrevería,
a decirte con esta boca mía
que pasarme quisiera de travieso.
Pues sano se mantiene mi cariño
porque siendo sincero, nunca muere,
incluso con el paso de los años,
si con la fiel sinceridad de un niño
mi corazón afirma que te quiere
hasta agotar los últimos peldaños.
|