SONETO
En cada esquina surge una sorpresa
y en cada desnivel un agujero,
donde aquel que no salte con esmero
la mano perderá de su princesa.
Que nadie de rodillas los pies besa
al santo, si provisto de dinero,
miel no le garantiza por entero
y antes con el señor no se confiesa.
Si es que este mundo ciego de pasiones
al vecino jamás mira de frente
pensando que si arriesga su bolsillo
podría malograr las ocasiones
en las cuales obviando su presente
el gozar no se muestra tan sencillo.
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