DÉCIMAS ESPINELAS
Bien que recuerdo de niño
el grillar cri cri cri cri,
de algún grillo aquí y allí
no sin nostalgia y cariño.
Pues bastaba con un guiño
para entablar relación
si como el gato al ratón
le seguía yo la pista
y sin perderle de vista
me divertía un montón.
Pues ser de campo enseñaba
a amar la naturaleza,
sin quedarse de una pieza
ante todo cuanto hallaba.
Así yo nunca pensaba
que la maldad existiera
si es que un ser vivo más era,
sin que suspicacia alguna
me dañara por fortuna
igual daba donde fuera.
|