SONETO
Cada cual en su casa y Dios si puede
y le dejan estar, en la de todos,
siempre que la madeja no se enrede
y le quieran echar de malos modos.
Y es que si bien no fuera recibido
que al instante se pire con sus dones,
porque al quedar su gloria en el olvido
en el vacío caen sus razones.
Porque si a creer fuimos obligados
de remate nos viene la sospecha,
que si al calvario somos condenados
mucha gente subsiste insatisfecha.
Que si toda creencia fuera cuento
huelga justificar cualquier tormento.
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