CANDIL DE LA CALLE NIÑA
OSCURIDAD EN LA CASA
sin saber nunca qué pasa
porque tu padre te riña.
Que siendo ave de rapiña
quizás no sepas quien eres
habiendo tantas mujeres
que revenden su pellejo
a cualquier malandrín viejo
que descuide sus haberes.
Si al cariño yo mi niña
no estoy muy acostumbrado,
será que fui abandonado
en mitad de la campiña.
Que allí con gofio de piña
y algún mendrugo de pan
en currar puse mi afán
por buscarme las lentejas
y escaparme de las rejas
como un buen alcaraván.
LUEGO QUE TU PAN COMÍ,
llenando bien mi barriga
y calmando la fatiga,
NO ME ACORDÉ MÁS DE TI.
Pues nada te prometí
si recompensa esperabas
aunque nunca me mirabas
cuando con hambre me viste
mas luego tal vez supiste
que a mi costa te forrabas.
Luis Pérez.
|