SONETO
SUBIR A LOS CIELOS
Subí a los cielos ávido de estrellas
para no desafiar jamás la muerte,
pero hice ridícula mi suerte
huyendo de los rayos y centellas.
Pues queriendo partir sin dejar huellas
más tarde investigué el vacío inerte,
y de poco sirvió que fuera fuerte
cuando no disfruté sus cosas bellas.
Porque la luz quemó mis sentimientos
esquivando el motivo de mis penas,
al evitar la voz de mis instintos.
Y por no dejar guiar mis movimientos
intentando escapar de sus cadenas
desentrañando estoy mis laberintos.
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