Estaba el mar allí frente a nosotros.
Y acostados de noche sobre la fina arena,
la luna iluminaba mi húmedo traje roto,
y en tu cuerpo desnudo brillaba tu cadena.
El tiempo iba pasando, y los dos extasiados,
entre abrazos y besos, perdimos la noción.
¡El mundo es de nosotros! decías embriagado,
y yo bajo tu cuerpo temblaba de emoción.
La luna nos miraba, y a la vez sonreía,
Y todas las estrellas parpadeaban constante.
Oí tu dulce voz diciéndome, ¡eres mía!
y yo te respondí ,tan solo soy tu amante.
Corrí descalza y loca, por la playa desierta,
después de haber logrado, que tú fueras mi dueño.
Una voz a mi lado, me gritaba ¡despierta!
Y cuando abrí mis ojos ¡todo había sido un sueño!
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