ENÉADA
PARECEMOS TAN FELICES
Cuando solos nos quedamos parecemos tan felices
porque, a pensar yo me inclino, con tus encantos me hechices
diciéndome que casados ya comeremos perdices.
Hoy, por lo que a mí concierne, afrontando el día a día
por que se cumpla suplico, tu cándida fantasía
dentro de lo más probable, al coincidir con la mía.
Pues de las dificultades, de veras no soy consciente
al ver que si me atreviera a seguirte la corriente
al altar mañana mismo, iríamos de repente.
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