SONETO
ECHARME FLORES
Sin conocer muy bien los menoscabos,
nada existe que calme mi inquietud,
si escabullendo al diablo su virtud
poco me importarán los toros bravos.
Porque teniendo bien fijos los cabos
no sabe de congojas mi actitud,
exigiendo esperanza y pulcritud
por sacarle a la vida unos centavos.
Y como evito hablar sobre lo ajeno,
mucho me cuido yo de echarme flores
con viento fresco siempre y por la cara,
pues sólo busco andar un rato ameno
sin tener que rendir al diablo honores
si de comer me diera su cuchara.
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