SONETO
DE GAJES LIBERADOS
El ser de oscuros gajes liberados
sería uno de nuestros sanos lujos,
que bien viene tomar escaramujos
en nuestra condición de jubilados.
Y prudente sería de agraciados
que sepamos reírnos sin tapujos,
reconvertidos en expertos brujos
por ser tan generosos y abnegados.
Porque a esa distancia y con los años
el cuerpo que se vuelve remolón,
irremediablemente nos confina
a caminar con sórdidos apaños,
que sin prestar mayor apreciación
muy cerca estamos de encontrar la ruina.
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