SONETO
VIENTOS QUE DELIRAN
Como siempre entregándome a la brega
miro vientos y mares que deliran,
como estrellas del cielo que suspiran
sin querer inmiscuirse en la refriega.
Pues viendo que mi júbilo navega
inocente entre océanos que giran,
detesto los prejuicios que me inspiran
los prodigios que nutren la fe ciega.
Porque la libertad de pensamiento
así me amaestró contra corriente,
dudando expresamente de los cultos,
y viendo por supuesto al sentimiento
pasar inadvertido por la mente,
veces hay que los siento como insultos.
Luis Pérez
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