SONETO
SIN CONSUELO
Quiera Dios que algún consuelo
mañana aún nos asista,
y nuestro cuerpo resista
con los dos pies en el suelo.
Si es que apenas ya sin pelo
que digamos a la vista,
no se ve ninguna pista
que nos alivie el canguelo.
Pues ni siendo un buen profeta
el medrar cobra sentido
que echarnos consiga un guante,
porque si hubiese una meta
comido por lo servido
fuera seguir adelante.
|