SONETO
QUE SEA LA HUMILDAD…
Que sea la humildad nuestra bandera
desprovista de trampas y colores,
que a ser ruines nos lleva, ni mejores
ni peores, si luego quien lo quiera
sacándose un jamón de la chistera
se baila un charlestón de mil amores,
estimando que a veces los temores
se alivian con dinero en la cartera.
Evidente resulta que seremos
aquello que el sistema igual decida
según pueda colar la circunstancia,
porque si dando tumbos damos remos
no habrá remedio ni poder que impida
el huir de la vulgar extravagancia.
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