SONETO
MÁS SOLO QUE UN PERRO
Cuando me veo más solo que un perro
apenas si valoro mi existencia,
porque siempre mantengo la creencia
de que la voluntad se hace de hierro.
A veces a propósito me encierro
sin que deje constancia de mi ausencia,
sabiendo que a menudo la evidencia
bien podría evitarme el vil destierro.
De todas formas a los cielos miro
cuando me toca patiñar el fango,
al observarme débil e inseguro,
tanto que de la gente me retiro
aunque prestos me bailen un buen tango
aderezado del mejor conjuro.
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