SONETO
ENSEÑANDO A LA VIDA LOS DIENTES
Enseñando a la vida sus mil dientes
camina por el mundo el malnacido,
de todas su jugadas convencido
si a capricho alimenta sus simientes.
Ya sé que por respeto a los presentes
cabizbajo, cabal y precavido,
quien conoce el perfil de lo prohibido,
conoce el quehacer de los dementes.
Será que al sospechar de mis parientes
el esqueleto tengo dividido,
porque andando entre golfos delincuentes
en dudar de la ley estoy curtido,
de forma que al juzgar los referentes
solo me siento siempre y tan perdido.
|