SONETO
RASCARSE EL OMBLIGO
Tal vez por desear lo que persigo
no creo deba ser defenestrado,
ni tampoco imagino, castigado
que la pena la arrastro ya conmigo.
Pues si a la suerte alguna vez maldigo,
no debiera dormir muy relajado
por dármelas de lúcido enterado,
mientras mire con vértigo mi ombligo.
Igual me ata la euforia relativa
que de paso pellizco mi pellejo
por impedir que el corazón se entere,
al temer que la mente muy esquiva
rechace por prejuicios su reflejo
aunque de veras mucho no se esmere.
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