ENÉADA
DE LA NOCHE A LA MAÑANA
De la noche a la mañana, vas y cambias de opinión,
sin importarte un pimiento destrozarme el corazón,
ni darme siquiera tiempo a digerir la cuestión.
Pensar me duele que actuando, como una vil sabandija
espiándome siempre estés detrás de cualquier rendija,
como se suele decir , con ojos de lagartija.
Pues aunque una mujer seas, de bella y sutil mirada
no quiero yo ni pensar que estés de mí enamorada,
si por mí en definitiva, sentir ya no sientes nada.
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