DÉCIMAS ESPINELAS

De arrastrarse por el puerto
vive hoy día mucha gente,
quizás no sea consciente
de tan sutil desconcierto.
Pues no hay que ser un experto
para ver que el hambre aprieta
cuando del cuello sujeta
a un sin de población,
que detrás de una ración
recorre medio planeta.

Ojalá a tomar por saco
se las piren los profetas,
que usando sus escopetas
dejan el futuro opaco.
Será que aquí de un atraco
hoy día ni Dios escapa
ni siquiera el mismo Papa
si en medrar es un artista,
si basta que un poco insista
para dar darle a la chapa.

Si malamente comer
al más pobre le permiten,
que de en medio ya se quiten
y nos dejen de joder.
Pues sólo nos basta ver
como el precio se dispara
que si el tema no se aclara
habrá que salir por pies,
si es que sólo algún marqués
de milagro se salvara.

Aquí la caza de brujas
hace tiempo que empezó,
que a mí obviarlo me tocó
justo entre tantos granujas.
Quien sabe si entre marujas
se disparaban los bulos,
cuando a merced de los chulos
andábamos cada día,
que si un poli te cogía
cantaban los lameculos.

Quien de dones hoy carece
lo habrá de tener jodido,
si como es muy bien sabido
la soberbia crece y crece.
Pues si la ocasión se ofrece
nadie a torcer da su brazo
si es que dando un latigazo
si miramientos responde,
sin saber cómo ni dónde
bien pudiera echarle le lazo.

Crudo sí que lo tenemos
que muy cara está la vida,
así es que tanto suicida
en la prensa a diario vemos.
Pues lo peor nos tememos
en un sistema colapsado
que tumbos de lado a lado
viene dando de repente,
de manera intermitente
y ojalá esté equivocado.

Escribiendo así la historia
apenas nos damos cuenta,
como aquel que nos revienta
a gusto gira su noria.
Pues excesiva es la euforia
que muestran los vencedores
si vendiendo tus temores
el mundo entero acaparan,
cuando entre menos se aclaran
obvian a los perdedores.

Habiendo tantos ahijados
mal se pone el panorama,
si es que haciéndonos la cama
muchos somos los pringados.
Pues sumisos y educados
tirando vamos no obstante
como quien dice adelante
diría yo, agradecidos,
por no decir bien jodidos
entre tanto el cuerpo aguante.

Víctimas de tanto bulo
nos están volviendo locos,
cuando a diario los sofocos
nos están dando por culo.
Que adular a nadie adulo
si al lobo veo los dientes
como claros referentes
de la aridez de la vida,
tanto que de tanta herida
apenas somos conscientes.

Aquí la gente con cara
se busca muy bien la vida,
si todo lo que decida
la jurisdicción lo ampara.
Será que dando la vara
va y se impone en todas partes,
ya sea lunes o martes
si verlo lo ve oportuno,
y listo como ninguno
considera los descartes.

Quien se arrastra cual gusano
la dignidad por los suelos,
igual tiene, que sin pelos
se maneja tan ufano.
Fácil que como un enano
disfrutando noche y día
lo pasa por cobardía
sin tener que dar la cara
que si acaso mal se hallara
a nadie se lo diría.

Con singular parentela
yo apenas si me manejo,
que siendo bastante viejo
escapar ya tiene tela.
Igual nada me consuela
hoy saber de sus andanzas
si un exceso de confianzas
tampoco me convendría,
si mal parado saldría
y sin muchas esperanzas.

Quien pida que se le rece
que se lo meriende el diablo,
si sabiendo de qué hablo
de sentido igual carece.
Pues compasión no merece
semejante desventura,
si por pagar la factura
echa los balones fuera,
tal que penando se viera
según su creencia augura.

Quien de robarnos no para
perdón de Dios ya no tiene,
y callarse le conviene
por si el asunto se aclara.
Que si alguna ley le ampara
fallándole la memoria
diría que tanta euforia
le mandaría al infierno,
sin que ya le importe un cuerno
los cuentos de la prehistoria.

Luis Pérez