ENÉADA
EN EL TEATRO DE AQUESTA VIDA
En este teatro vital, la propia naturaleza
acomoda su equilibrio, como el propio dicho reza:
bicho grande come al chico, quedándose de una pieza.
Ojalá que se respete al máximo su criterio
aunque parecer parezca un fantástico misterio
que las especies salvajes se lo tomen tan en serio.
Pues viendo tantas catástrofes no resulta conveniente
que una tremenda hecatombe nos machaque de repente
porque resulte a propósito, desconocido el referente.
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