ENÉADA
DARDOS Y FLECHAS
De mi amor y de mi tacto tú sin duda te aprovechas,
clavando en mi corazón, a diario dardos y flechas,
cuando sin motivo alguno, todos los cercos me estrechas.
Pues ante mí con reproches, te presentas al instante,
como si quisieras darme a todas horas el cante,
que quitarme te propones de la vista en adelante.
Si respuesta alguna obtengo, de en medio presto me quito,
que de aguantar tus monsergas, con el ánimo contrito
respirar sin restricciones, de veras lo necesito.
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