SONETO.-
LA LETRA CON SANGRE ENTRA
Y cómo no, recuerdo aún las restas
y sumas convertidas en castigo,
que a Dios a veces pongo por testigo
aunque encontrar no encuentre las respuestas.
Y pobre que mostrara mis protestas,
si hasta la crisma me partía, digo,
que mostrar cicatrices no persigo
manipulando cifras por apuestas.
Así de cínico el maestro daba
normas con una mano, y con la otra
a palos, impartía su doctrina,
que la letra con sangre bien entraba,
y si acaso tenía algo de potra
bien podría ahorrarme una tollina.
|