SONETO.-
DESDE QUE TOCO CARNE Y HUESO
Tal vez desde que toco carne y hueso
el secreto amoroso me abandona,
que ni busco ninguna chica mona
que me dé cautivada un simple beso.
Quizás de mis prejuicios quite un peso
si al cabo mi cabeza lo razona,
si por suerte encontrase una leona
que de tanto placer me deje tieso.
Pues lo que más provoca mis sentidos,
es aquello que oculto igual se muestra
detrás del pensamiento coartado,
porque al sentir mi pecho sus latidos
no me extraña que salga a la palestra
a disfrutar a gusto un buen helado.
|