Con pinceladas del más elevado arte,
con la sensibilidad de un excelso artesano,
fue modelada tu figura y talle,
en un trabajo de poco menos de un año.
Con similar paciencia a la de una costurera,
fueron tejiéndose órganos y sanguíneos vasos,
tu cuerpo tomaba formas ligeras
y tras semanas, ya tenías unos ojazos.
Bendita tú, tu ser, tu alma, tu cuerpo;
nos encontramos en el camino de la vida
y no te abandonaré ni aún después de muerto,
pues nuestro amor tuvo principio, mas no tiene salida.
|