La muerte ronda, ronda mi lecho
de pronto la siento,
la siento cerca,
hincada a los pies de mi lecho,
como pidiendo perdón.
Y yo le digo amiga mía...
no tengo nada, nada que perdonar.
Si tu has venido, junto a mi lecho
es porque llego mi tiempo,
no te apenes amiga mía,
que yo bien que lo entiendo.
Gracias te doy, por avisarme a tiempo
gracias te doy por no venir a
destiempo.
Preparada ya, yo me encuentro,
haciendo memoria de mis vivencias
leyendo viejas historias
y uno que otro cuento.
Que frías son tus manos,
que frio todo tu cuerpo
que negro tu pelo largo,
pero que dulce, que dulce
siento tu aliento
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