Ella y él se amaban como pocos en la vida,
todos lo sabían, todos lo comentaban.
Unieron sus vidas en una solemne eucaristía,
cada día su amor se acrecentaba.
Eran siempre el uno para el otro,
juntos forjaron sus ilusiones, alcanzaron metas;
su amor lo convirtieron en pieza de oro,
felices fueron, en armonía perfecta.
Mas la vida y el destino sorpresan dan,
inesperado accidente sufrieron los dos;
ella, muy joven, grave fue a dar al hospital,
él, ahí llegó malherido y sin voz.
A los tres días de estar ambos muy mal,
ella sintió que la vida se le escapaba;
al pensar en el él, aún tuvo fuerzas para murmurar:
-Te veré en mis sueños, toda la eternidad.
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