Tuve que olvidarte por el justo hecho,
de ser un pecado ante el mundo y Dios.
Tuve que olvidarte no tenia derecho,
y tú más que nadie sabe la razón.
Tuve que irme lejos aún sin desearlo,
enfrentando sola mi destino cruel.
Y aunque yo bebiera ese trago amargo,
siempre es más amargo ¡nada que beber!
Tuve que olvidarte no me recrimines,
ahora que de nuevo me vuelves a ver.
Y aunque con amor, tus ojos me miren,
dije que no vuelvo ¡y no he de volver!
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