Si un día algún curioso o un filósofo ilustre,
descubriera en mis versos la verdad de mi vida.
Tal vez sin darse cuenta y sin quererlo, frustre,
el manantial que fluye, mi verdad escondida.
En cambio si mis versos, pasan inadvertidos,
por los ávidos ojos del que lee, por leer.
Sabré que ni el filósofo ni el curioso han podido,
las frágiles cortinas ¡de mi alma descorrer!
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