Nos miras Señor, desde la altura.
Recorres con tu vista los pasajes de ayer.
Y se que tu mirada colmada de amargura,
se nubla con el llanto que nadie puede ver.
Nos miras Señor y con noble tristeza,
ves tu obra del mundo casi en el precipicio.
Tus hijos de la Tierra, pagamos con flaqueza,
crucifixión y muerte ¡tu inmenso sacrificio¡
Hoy día Viernes Santo, de dolor y agonía,
hacemos un paréntesis para rezar por Ti.
Marchamos a la iglesia llenos de cobardía,
tal vez porque hace un año, no volvimos allí.
Hoy volcamos el alma pidiéndote disculpas,
y con muchas promesas que no hemos de cumplir.
Pretendemos sumisos, disminuir las culpas,
las culpas indelebles ¡que siempre han de existir!
¿Qué menos que ofrecerte una oración por día,
Y ante tu dulce imagen reclinar la cabeza?
Se bien que nuestras almas en ello encontraría,
un remanso de luz, envuelto de tibieza.
Por eso ¡oh Señor! te pido que descorras,
esas densas cortinas que nos ciegan la luz.
Que a tus ingratos hijos, por caridad socorras,
y nos libres a todos, de esta agobiante cruz.
La cruz de la ignorancia, del ateísmo inmundo,
de las terribles guerras, del crimen, del terror.
Resurge en nuestras almas, un gran amor fecundo,
y en este Viernes Santo ¡bríndanos tu perdón!
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