¿Qué busca la mariposa
con inquietud excesiva,
volando incasablemente
En tan efímera vida?
Busca el néctar de las flores
sus colores la cautivan,
La libertad la enloquece.
La expansión es su delicia.
Para ella son su todo
su amor su vida su dicha,
y en el cáliz de una de ellas,
Se extingue su amor herida.

¿Qué busca el ciervo sediento
corriendo siempre anhelante
entre barrancos y brezos
Fatigado y jadeante?
La fresca y fronda arboleda
a cuyos pies corre y canta,
el arroyuelo escondido
De límpidas puras aguas.
Quiere refrecar sus fauces
del fuego interno resecas,
y se zambulle de lleno,
Conque afán se abreva en ellas
Como retoza en orilla...
Al ver su imagen surgir
En las aguas cristalinas.

¿Y la abejita que busca
tan temprana y mañanera,
en este vergel florido
De flores y enredaderas?
Afanosa y sin descanso,
va recorriendo el jardín,
dando un beso a cada flor
Preparando su pénsil.
Del dulce néctar se nutre,
más no queda satisfecha
y acapara cuanto pueda
enriquecer su colmena,
Que el egotismo es innoble
y no cabe en pecho sano,
pues generosa comparte
Tanto bien con sus hermanos.

¿Y que decir de hormiga
Tan previsora y vivaz?.
Es incansable y activa
No cesa de caminar.
Buscando el pan del mañana
que todos le han de negar,
para ese invierno tan largo
Que no acaba de pasar.

Teresita Vázquez