Porque yo amo a Dios,
Porque está conmigo
donde quiera estoy.
Porque El es el único
de mis cien amigos
que nunca cambió.
Porque me acompaña
de noche y de día.
Y siempre respalda
mi filosofía,
de amar a la gente,
como me amo a mí.
Porque está presente
en mis alegrías.
En mis sufrimientos,
y en mis agonías,
me carga en sus brazos
para proseguir.
Muy junto a su pecho
lleno de energía,
de esa limpia y clara,
¡radiante, divina!
que por más que busque,
no la encuentro aquí.
Pero que me irradia,
y yo la recibo
para compartirla
con hijos y amigos,
y todo el que quiera
acercarse a mí.
Porque yo amo a Dios,
porque está conmigo.
Y estará contigo,
si le abres tus brazos,
con amor divino
para recibir.
¡Esa limpia y clara
radiante y divina!
Muy junto a tu pecho,
la inmensa energía,
¡de saber que El te ama,
como me ama a mí!
|