Me ha inundado,
ha logrado abrazar mi cuerpo con absoluto dominio,
y se ha convertido en soberana de mi voluntad,
no alcanza siquiera mi fuerza para levantar el vuelo de una pluma,
que grita a los mares su infierno.
Esta extraña y amiga nostalgia,
tiempo hacia que su visita,
no ahogaba mi absorta agitación,
paradoja,
del ser que feliz olvida las penurias de un amor,
que hoy, lejano,
vierte unas gotas de sangre ante la mirada de esa mujer,
que punza hasta desgarrar mi carne con su indiferencia,
este deseo,
envuelto en cenizas oculta su necesidad de arder.
Infame los miedos que coartaron los sueños,
o sabio el consejero adiós.
Hermosa nostalgia que motiva palabras, hermosa nostalgia que me hunde en silencio.
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