Imagen
sombra inconclusa del futuro desierto.
Destellos,
pálida realidad que no alcanza compensar los sueños,
ignominia,
descarada soledad del mendigo no de pan sino de amor,
entre un tumulto humano desenfrenado en vanidad.
Luz,
de los ojos simples del niño en su plena inocencia.
Aroma,
fresco a vida,
el pasto recién cortado,
lluvia,
que refresca mis ocaso devolviéndome a la realidad de ser humano.
Melancolía,
tan carne sobre mis huesos que recorre mi mente tras el instante,
que apresurado e incoherente,
se escabulle entre mis dedos.
Garantía,
supremo designio de la postura enhiesta de mi alma untada sobre palabras.
Exteriorizo,
quizás lo poco bueno que habita en mi,
solo para gritar una y mil veces :
"te acompañaré en las noches de tormenta para que tu pie no halle temor en la oscuridad ..."
Lucho,
por retener las imágenes,
los dicho sabrosos que enjugan mi vientre entre esperanza y desconsuelo,
por sobre ellos, tu belleza inefable, sublime del escribir del alma ...
El pincel embriagado dibuja,
colores ocres busca tras la palidez del dolor,
olvidado siente el vívido fuego,
esta realidad contempla tu lágrima
alimentan su fluidez,
ojos dolor,
de un corazón con plena vida,
que ante el espejo,
hoy no reconoce su grandeza,
ni el poder de sus palabras,
por amor a ti y a mis hermanos clamaré : "Aya Paz dentro de ti".
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