Hoy es diez de mayo y tú, no estás;
extraño tu presencia, tu dulce voz.
Madre, qué dura es tu ausencia funesta,
pero sé que estás bien, donde está Dios.
De aquella muerte, de tu partida,
creo que eso, duele decirlo, fue lo mejor;
tu sufrimiento, Fita, ya no era vida,
estás mejor con Dios, nuestro Creador.
Hoy es diez de mayo y tú, no estás;
tu negro Mario, tu compañero de siempre,
hoy te busca sin éxito entre su soledad,
es muy duro lo que él siente.
Padre mío: tu amada Fita está ahí,
la llevas dentro de tí, en tu corazón;
ofrécele una serenata, desde allí,
cántale, como antes lo hacías, una canción.
Hoy es diez de mayo y tú, no estás,
pero tus hijos con amor te recuerdan;
con tus bendiciones, haremos una fiesta,
gracias por todo, madre nuestra.
Patty y tu nieto, lo sabes, están bien;
como todos, lamentan tu irreparable ausencia.
El calendario marca en mayo, el día diez
y tú, no estás, sólo en nuestra querencia.
|