A-B-C-D-E-F-G-H-I-J-K-L-M-N-O-P-Q-R-S-T-U-V-W-X-Y-Z- CONCHA LÓPEZ páginas: 1 2 > >>
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| X – MATICES (A Jorge, mi hijo) |
| Esa mirada lo dice todo, negra y profunda, como la d bil l nea que trazas con tus dedos. Y en tu silencio elegido, tu fantas a se enreda con h roes y mazmorras, con rimas ingeniosas y juegos r ... |
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| XXII – OTOÑO |
| Canta para m , poeta breve, desde su oscuro rinc n de hojas secas, canta. De gris se viste su haz de luz y traspasa el horizonte envuelto en nieblas y t midas escarchas. Su armoniosa voz ... |
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| INFINITO |
| Con la mirada perdida m s all del infinito miro desde la ventana de este cuarto, como se mueve a su capricho la l nea del horizonte, dibujando en el aire sereno de la tarde las siluetas de ... |
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| BÚSQUEDA |
| ¿Donde est s, amor, que no alcanzo a percibir el aroma de tus labios? Quiz s la noche llen de sue os, generosa, tus manos y tus cabellos, vueltos del rev s, cuentan la historia que asoma a los ... |
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| VI – EL VUELO (A Miguel, mi hijo) |
| Eran tus sue os un torrente de energ a, ingeniosos en tu juego de interminable curiosidad, m s all de la pared del corredor que a n conserva los ecos de tu mirada inocente sobre piezas ... |
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| XXIII – ESENCIAS |
| Ahora que la aurora reclama sequ a, pues han sido muchas la l grimas que la noche ha derramado, encerrada en su silencio, te nombro, protector de mis esencias, para que jam s se esfumen de ... |
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| PAÃS DE MARAVILLAS |
| Albergue para m es tu refugio, dulce hogar, pl cido sue o, embeleso celestial de nuestras almas en una noche de aromas infinitos. Tus orillas me saben a viaje de enamorado polen entre ... |
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| XV – ALGODÓN (A mi madre) |
| Se pierde mi cuerpo, abandonado entre algodones y luces que se desperezan con gesto somnoliento. Una voz se cuela entre las s banas y resuena en mis o dos… “¡Tu taz n se enfr a, ven ya!” ... |
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| XXI – ENTRE LOS DEDOS |
| Entre mis brumas he intentado retener la d bil sombra de un infantil anhelo, la sonrisa limpia, el gesto alegre, la cartera a cuadros… El fugaz momento que tarda la c mara en inmortalizar ... |
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| XIX – SILENCIOS |
| De silencios me cubro y ante ellos me descubro, mutismos cadenciosos, envueltos en sonidos, que se enredan en mi pelo, y que, a la deriva, vagan entre luces que se encienden y se apagan, ... |
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| XX – EL TÉ |
| T he vertido en tu taza… te he endulzado su amargura… T transparente y ambarino te espera cerca de la almohada. T acicalado con canela te he puesto al lado de la cama. T caliente y acogedor te ... |
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| ANSIA |
| Quiero que el ocaso me sorprenda esperando que tus ojos busquen desesperados mi sombra bajo las s banas. Quiero que el amanecer me despierte esperando que tus brazos abarquen perezosos ... |
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| ESTÃS... |
| Est s ah , perdido entre las hojas secas del roble centenario, escondido en el silencio de la helada, diluido en la niebla que cubre el mar profundo y eterno de tu alma. Est s ah , buscando detr ... |
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| XVIII - DESDE LA NIEVE (A Recaredo) |
| Recorro el alba, con los ojos todav a pegados a la noche que cae lentamente sobre el roc o. Han sido aquellas cartas las que me despertaron de mi sue o… Lejos, con los dedos entumecidos por la ... |
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| INSOMNIO |
| Ser que el sue o me sorprendi con el alma descubierta y se agit el alma misma entre las s banas. Ser que la noche floreci sin yo saberlo y las flores cubrieron de sombra mis cabellos. Ser que el ... |
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| ¿POR QUÉ? |
| Mam , ¿por qu llora el cielo, cuando las nubes dibujan mil figuras, guiadas por la mano del viento? Mam , ¿por qu canta y r e el riachuelo, cuando roba la frescura de la hierba y de las arenas con ... |
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| VIII – SECUENCIAS |
| Te desperezas como si al d a le quedase todav a m s luz de la que irradia. Luego te deshaces en anhelos, subes, bajas, te contemplas y te amas, frente al espejo… Pero hay una sombra oculta que ... |
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| UNIVERSO SALADO |
| Mueve la mano mansamente la cuna, descansa el universo, se funde y adormece... y se arremolinan los cabellos del viento y se agitan sobre el profundo azul. Va y viene el blanco encaje, ... |
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| FIEBRE |
| Cacabel alegre de ojos so adores, limpia frente con surcos de esperanza, fervientes manos que acarician los sentidos, arroyo incesante de oto o y sabidur a, ingeniero sutil de la vida y ... |
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| SILENCIO III |
| Me han prohibido pronunciar es nombre. Las manos de hierro que me atenazan se abren con la primera luz y se proyectan sobre m , inquisidoras, buscando entre los gestos de la piel las se ales ... |
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| ETERNIDAD |
| Me voy desnuda de memoria, de man as, agravios y pesares, de amargores, sombras y augurios, de nostalgias, lamentos y soledades. Me voy desnuda de miradas furtivas, de senderos, de ... |
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| IX – DESCUBRIMIENTO |
| Aprovecho el tiempo para descubrirte entre las telara as de mis cejas. Uno a uno, tus trazos han quedado atados con una fina cinta de seda… amarilla, como aquel cabello joven que rodeaba ... |
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| SILENCIO II |
| Profunda poes a de silencio, en silencio parida y amamantada, poes a taciturna que expresa lo que la mudez, cobarde, calla. Callada y silenciosa poes a, belleza en el silencio ahogada, ... |
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| SILENCIO I |
| Cuando habla el silencio, callan las palabras, y hacia las esquinas huyen furtivas las miradas, corta el aire el acero, se detienen las l grimas y enmudece el coraz n, herido por las ... |
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| REVERENCIA |
| VII “Disc lpame, no quer a hacerlo”. No quer as, pero lo has hecho. De nada vale que te arrodilles para pedir perd n por tu incontrolable ego. ¿Falta de generosidad? No, te sobra. ¿Ser a, ... |
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| EL DESVÃN SIN TELARAÑAS |
| VI – EL VUELO Eran tus sue os un torrente de energ a, ingeniosos en su juego de interminable curiosidad, m s all de la pared del corredor que a n conserva los ecos de tu mirada inocente sobre ... |
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| EL DESVÃN SIN TELARAÑAS |
| V – EL OJO ¿De qu te asombras? Sigue ah , con su cristal perdido en un polvoriento sendero. Apenas se viste con harapos, los que t rescatabas del arc n de tu maestra, de sus recuerdos. Y su ojo, ... |
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| UNO Y ÚNICO |
| (A D. Gregorio, mi buen amigo) Se hizo el silencio pero su voz contin a sonando, tr mula, en los huecos que su bondad ha labrado. Ocupa su silencio mis o dos y me habla, dulce y melodioso, del ... |
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| EL DESVÃN SIN TELARAÑAS |
| IV – LA CAJA Blanco roto, craquelado, sobre sencilla madera de pino, defectuosa en sus grietas y en sus hojas de verde hiedra, fresca y envolvente, pintadas a mano alzada por la ... |
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| EL DESVÃN SIN TELARAÑAS |
| III – DECISI N Ahora es el momento. O entro, ya, o cierro para siempre las puertas de su tiempo y desciendo de nuevo la dif cil pendiente, oscura y silenciosa de mis pensamientos. Quiero ... |