A-B-C-D-E-F-G-H-I-J-K-L-M-N-O-P-Q-R-S-T-U-V-W-X-Y-Z- Ra��l Castillo Soto páginas: << < 1 2
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| Sin palabras |
| Llueve en tu rostro el ensordecedor silencio, cubriendo tu cada palabra, como un golpe seco. Tiemblo, en aquella sombra c mplice y cobarde, esperando que escampe. Mas la espera, se muere ... |
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| Lágrimas secas de Abayomi |
| Abayomi- Nombre africano que significa "nacido para brindar regocijo" Mira el arrabal con llagas ruidosas y conciencias laceradas, sin garganta. Una silueta acaricia el grito sordo de ... |
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| Mar de fondo |
| y abre la lluvia que camina rostro a b a j o en la espuma blanca del acantilado. En voces huecas que muerden la rabia y en sangre que bate en boca de nada. Y queda la suerte humillada en el tiempo, ... |
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| Blanco |
| A veces me encuentro en una habitaci n vac a pintada de blanco, yo mezclado en sus paredes ataviado de manga larga, sentado en el suelo raso junto al marco de la ventana. S lo las ideas de ... |
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| El flamboyán |
| Sereno flamboy n emerge sobre el lodo, orgulloso y frondoso frente a un viejo camino. Sus ramas obedecen al viento campesino, el solemne follaje, abarc ndolo todo. Su corteza ancestral ... |
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| No hay que decir tu nombre |
| No hay que decir tu nombre. Est s en la luz que opaca el fuego del viejo farol, en el lamido gris de un ba o de luz, en el charol de un zapato que al transe nte deslumbra. Te veo en charcos del ... |
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| Gaviotas de tu mar |
| Hoy vine a nuestro mar a despedirte, sin otra pretensi n que tu recuerdo. Devoran mil pasiones donde muerdo escaso de razones para herirte. Mi vida ya no es vida al descubrirte en brazos de la ... |
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| Lo que eres para mí |
| Dulce doncella de la hacienda m a, eres belleza que en el campo crece, eres la orqu dea que en mis ojos mece, el perfumado seducir del d a. Eres la luz que mis sentidos gu a, la breve brisa que en ... |